Conversión eficiente de plástico en petróleo
Hace casi 30 años, un robot submarino japonés detectó por primera vez una bolsa de plástico en las profundidades de la Fosa de las Marianas. Hoy en día, el plástico está tan extendido que ya está emergiendo como una nueva capa geológica: la "plastistone". Se estima que el cerebro humano promedio contiene hasta una cucharada de microplástico. La gravedad del problema ha llevado a las Naciones Unidas a redactar un tratado global sobre plásticos.
Pero como aún no podemos controlar la proliferación del plástico, algunos científicos e industrias buscan soluciones. Entre ellas, por supuesto, se encuentra el controvertido método de reconvertir el plástico en petróleo utilizable. Si se amplía eficazmente, el biopetróleo podría impulsar tecnologías que requieren combustible para generar calor y electricidad, como hornos, turbinas y motores diésel.
Investigadores de la Universidad de Yale presentaron recientemente un nuevo método que aumenta el rendimiento del bioaceite y reduce los costos. Utilizan la pirólisis (calentamiento sin oxígeno) a 900 °C, lo que descompone los polímeros plásticos en hidrocarburos. Normalmente, la pirólisis alcanza un rendimiento del 60 %, pero el nuevo método sin catalizador alcanza hasta el 66 %.
En lugar de costosos catalizadores, desarrollaron un reactor de carbono impreso en 3D con tres secciones de poros diferentes: 1 mm, 500 μm y 200 nm. Esta estructura controla la descomposición de las moléculas. Una versión experimental, hecha de fieltro de carbono, alcanzó una eficiencia del 56 %, a pesar de una menor precisión.
A pesar del progreso, persisten desafíos. En particular, el alto consumo de energía, que genera emisiones de dióxido de carbono. Algunos expertos describen la pirólisis como un "cuento de hadas" promovido por las compañías petroleras para conservar los combustibles fósiles. Pero innovaciones como la de Yale podrían algún día convertirse en una solución real a la crisis del plástico.